Un faro de periodistas y escritoras en el Estrecho de Magallanes

Por Ana Gaitero


Rosa Montero: “Hay que estar atentas al sunami reaccionario contra los derechos de las mujeres”


Elia Simeone:“Las periodistas que estamos en zonas más alejadas sufrimos más el machismo”

Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Punta Arenas después de volar durante tres horas y media sobre la cordillera de los Andes sentimos que era cierto que habíamos llegado al fin del mundo. El pequeño aérodromo en medio de una extensa llanura, lo más parecido a la nada, fue nuestra puerta de entrada a la Patagonia por la provincia de Magallanes.

A medida que nos adentramos en el extrarradio de Punta Arenas, la sede principal del XXV Congreso de Ammpe World, percibimos la mezcla de un territorio inhóspito con la fuerza del agua del gran canal natural y lo heróico de la vida humana. La Antártica Chilena, Tierra del Fuego y Última Esperanza forman con Magallanes la región más extensa de Chile. Estábamos a las puertas del continente blanco, muy cerca, aunque muy lejos aún, del temido Cabo de Hornos.

El 23 de septiembre de 2024 arrancaba en Punta Arenas, la capital de la XII Región, el veinticinco Congreso Ammpe World (Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras). En esta región austral se produjo la primera globalización de la historia con el hallazgo del paso bioceánico, entre el Atlántico y el Pacífico, por la expedición de Magallanes que culminaría Juan Sebastián Elcano.

El descubrimiento del Estrecho de Magallanes y la primera circunnavegación del globo terrestre cambiaron el paradigma. “Magallanes comenzó aquí la comunicación global y la globalización”, afirmó la presidenta del congreso, Elia Simeone. “Fue la hazaña más grande de la humanidad”.

Al costado de este canal natural, se desarrolló el encuentro que navegaría durante cuatro días por el periodismo, la literatura y cuestiones trascendentes que afectan de modo especial a las mujeres pero, en conjunto, a toda la humanidad en este devenir del siglo XXI.

A los pies de la Tierra del Fuego, así bautizada por las fogatas de los pobladores indígenas hacían por la noche en las orillas del Estrecho, se alzó un faro del periodismo y la literatura, de los derechos humanos, los desafíos del siglo XXI en el nuevo paradigma de la comunicación y de la literatura, todo ello con un peso específico e la perspectiva de género.

El periodismo como eje de la democracia, las ventajas y los riesgos de la inteligencia artificial, la conexión entre literatura y periodismo, el análisis de género del tratamiento mediático de la llegada al poder de la primera presidenta de México, los huérfanos y huérfanas de la violencia machista y los feminicidos, la memoria histórica del Winnipeg con el periplo de Elena Gómez de la Serna desde España a Chile en 1939, o la protección de los y las periodistas en las guerras reales, en tiempos de paz y en las redes sociales fueron los puertos donde atracó esta nave.

También fondeamos el problema de la desinformación cotidiana, en la que nos hundiremos como civilización si no somos capaces de responder adecuadamente a los desafíos que nos presenta el ‘juego’ macabro de los poderes mundiales, como el genocidio de Israel en Palestina.

Elia Simeone asumió, en 2022 en Roma, el reto de organizar el encuentro con la condición de que se celebrara en Punta Arenas. Un lugar que imaginaba helado y temía que el viento nos sacara en volandas por cualquier calle, resultó cálido y firme gracias a la acogida que recibimos.

En el fin del mundo, uno de los 74 lugares del planeta donde se originó la vida en la Tierra, más de 150 personas, en su mayoría mujeres de diversas partes del mundo, acudimos a la cumbre con el lema ‘Cambio de paradigma. Nuestro norte está en el sur’.

Un programa extenso e intenso de debate nos aguardaba durante cuatro días, del 23 al 26 de septiembre. El 27 nos quedó para sumergirnos en la magia de la Patagonia y la belleza glaciar de las Torres del Paine.

“Solo con autoridades capaces de soñar, regiones como esta pueden prosperar”, afirmó Elia Simeone, presidenta de Ammpe World (2022-2024), al agradecer el apoyo recibido por las instituciones locales para cumplir el reto de un congreso inédito, el tercero que se celebra en territorio chileno y el único fuera de la capital santiagueña.

La descentralización ha sido una de las claves que impulsó la cumbre en Punta Arenas. Descentralizar para avanzar en la igualdad de los territorios y las gentes que viven alejados de los centros de poder y en la igualdad de género de modo particular. “Cuando hablamos de desigualdades, las periodistas que vivimos en zonas alejadas, sufrimos más el machismo y tenemos menos acceso a la capacitación”, como señaló Simeone. Esto se refleja en el hacer periodístico. “En medios locales solo informamos de víctimas y feminicidios”, lamentó.

A la capital magallánica solo se puede llegar en avión (tres horas y media) o en barco por territorio chileno. Para ir por carretera, hay que cruzar la frontera argentina. La orografía, plagada de islas y penínsulas, aleja aún más a la región de los centros de poder. Y su identidad se hace más fuerte cuanto más siente la distancia. La bandera estrellada, azul y amarilla, ondea junto a la chilena en lugares tan insospechados como la catedral de Punta Arenas.

En este lugar se vive con el eco de las temidas tempestades del Cabo de Hornos, el espíritu aventurero de los exploradores y la memoria de los pueblos indígenas que más tiempo sobrevivieron a la civilización. Aquellos seres que Magallanes bautizó como ‘patagones’ por las grandes huellas que dejaban al caminar, sobrevivieron con su forma de vida ancestral, semidesnudos y acompañados de pingüinos y lobos de mar, hasta principios del siglo XX. Eran pueblos canoeros que se movían entre fiordos e islas en busca de su alimento y de la grasa del lobo de mar que les protegía del frío.

El viento siempre está listo para recibir a los visitantes en la tierra que inspiró a Gabriela Mistral su primer libro, Desolación, fruto de su estancia, como maestra, en una Patagonia en pleno proceso de colonización a principios del siglo XX. El Estrecho de Magallanes se descubrió hace más de 500 años, pero el extremo austral chileno no vivió la colonización hasta mediados del siglo XIX.

“La tierra a la que vine no tiene primavera, tiene su noche larga que cual madre me esconde / El viento hace a mi casa su ronda de sollozos y de alarido y quiebra, como un cristal, mi grito. / Y en la llanura blanca / de horizonte infinito, miro morir intensos ocasos dolorosos”, escribió al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1945.

‘Gabriela Mistral en la Patagonia’ fue memoria y memorial del XXV Congreso de Mujeres Periodistas y Escritoras de Punta Arenas, provincia de Magallanes. Este pequeño libro homenaje que recoge algunos de los poemas de ‘Desolación’, editado por Elia Simeone e ilustrado por Paola Vezzani, nos acerca a la lucha que Gabriela Mistral libró en este que fue su destino como maestra en los años 20 del siglo XX por la educación de las niñas y de las clases obreras; conocimos su defensa de la democracia desde la escuela y su empeño en que la gente leyera desde la más tierna infancia creando bibliotecas escolares.

Un siglo después que Gabriela Mistral fue la escritora española Rosa Montero la que puso en el pie y el alma en Punta Arenas. Con un ‘bienvenidas todas’ y una confesión: “Hace veinte años que dejé de ir a actos en los que solo hubiera mujeres”, arrancó su conferencia inaugural. No lo veía necesario, en un mundo occidental que avanzaba en derechos y que igualaba a las mujeres.

Pero el cuento ha cambiado. “Vengo aquí a hacer política”, subrayó. La igualdad, dijo, se ve amenazada en todas las regiones del planeta, desde Estados Unidos, donde se retrocede en el derecho al aborto, hasta Irán, India, Afganistán, donde la mujer no puede salir de casa, o la Argentina de Milei. Y también en España donde las mujeres y el feminismo son, junto con la inmigración, los blancos de los ataques de la ultraderecha de Vox pletóricos de ideas negacionistas.

En este “infierno de Dante” que se ensancha por el mundo “los primeros logros que se ponen en cuestión son los de la mujer”. “Tenemos que prepararnos y estar muy vigilantes para luchar contra las amenazas”,

No hay literatura femenina, según Rosa Montero, al menos en Occidente. “En sí se puede ver esa diferencia”, pero “en el mundo occidental “es más distinguible la mirada de gente según haya crecido en el mundo rural o urbano, que el género”.

Hay partes del mundo que aún no han sido cartografiadas, como es la visión de las mujeres sobre los hombres, y cosas que son específicas de las mujeres y sobre las que las mujeres están empezando a poner su mirada en una nueva generación de escritoras.

“La maternidad es uno de los territorios más colonizados por el mandato patriarcal y tenemos que crear nuestro propio mensaje” . “Qué supone tener o no tener hijos es uno de los territorios donde el patriarcado sigue poniendo la zarpa”, señaló. “Cuando consigamos crear esos arquetipos culturales, los convertiremos en patrimonio de todos”, añadió.

Obras como ‘La mejor madre del mundo’, de Nuria Labari, ‘Los seres queridos’, de Berta Dávila o ‘Juegos funerarios’, de Mary Renault son parte de esta tradición literaria incipiente.

La escritora alabó el proyecto Women´s Legacy, impulsado por la profesora valenciana Ana López Navajas, como un ejemplo de historia completa, rescatando la memoria de las mujeres con una red de enseñantes para incorporarla al curriculum de forma transversal, no como islas del feminismo.

“Hay que ser ambiciosas. No sirve de nada que el 8 de marzo se hable de Lise Meitner, hay que hablar de esta científica cuando se explique la física nuclear”, apuntó. “Hay que aspirar al todo. No podemos ser un capítulo, una historia aparte”.

En el fin del mundo, donde aún maquetan a mano los periódicos impresos, la escritora y periodista dio las claves del fin de un mundo en el que el periodismo está en entredicho. “El periodismo lleva veinte años de travesía del desierto”. Desde que apareció internet “han desaparecido el 90% de los periódicos”. “Es una tragedia democrática” que se refleja también en que “el 57% de la población no se acerca a un periódico: se informan por las redes sociales” que son pasto de “bulos, fake news y manipulaciones”.

Rosa Montero habló de sexismo en todos los ámbitos de la vida. “Es una ideología en la que se nos educa a todos y a todas”, subrayó. Destacó tres ejemplos. Uno relativo a la salud. “Ante los mismos síntomas, a los hombres les mandan más pruebas diagnósticas y a las mujeres se les da ansiolíticos”, lo que ocasiona que tarden un 13% más de tiempo en llegar al especialista. “Y lo peor es que la mayoría son médicas”, lamentó.

El síndrome de Jenifer y John ilustró otra discriminación cotidiana. El mismo curriculum con nombre de hombre merece más salario que con nombre de mujer, según se demostró en una prueba científica sobre el sexismo en el mercado laboral.

La minusvaloración de las mujeres es catastrófica. “A los que tienen nombre de mujer les temen menos y se toman menos medidas preventivas”, apuntó. Y las consecuencias son más devastadoras.

“Hay que estar atentas al sunami reaccionario”, concluyó Montero y “no dar un paso atrás… Ni para tomar impulso”.

Con estas madrinas y estos bríos arrancó el XXV Congreso de Mujeres Periodistas y Escritoras de Ammpe World en Punta Arenas al que asistimos una delegación de Ammpe España con la presentación de dos ponencias, a cargo de Diva Criado y Amada Santos (‘Periodistas y escritores asesinados en tiempos de guerra y de paz’), y Ana Gaitero (85 años del exilio español en Chile: Elena Gómez de la Serna y la prensa femenina).

Nuestro norte estuvo en el sur y ya no podremos borrar de nuestra brújula vital el rumbo que allí cimentamos con la conciencia amplificar las voces de las mujeres en el mundo y acercarnos para reforzar nuestros lazos, porque una vez más sentimos que la unión hace la fuerza y la sororidad el afecto necesario en un camino tan abrupto.

Para Rosa Montero el congreso de Punta Arenas fue el primer acto casi exclusivamente de mujeres al que asistió en 20 años y para Elia Simeone, el asociacionismo fue un descubrimiento insospechado para llevar a buen puerto el congreso. Bien merecen las magallánicas ser recordadas como magas y titanas del 25 congreso que disfrutamos tanto dentro de la sede en el Hotel Dreams como en la naturaleza insólita de la Patagonia.

La excursión a Puerto Bulnes, el primer enclave colonial de la región, con la nieve salpicando nuestra emoción al contemplar el estrecho; el paseo científico por el Parque Omora de Puerto Williams, donde pudimos conocer de cerca los bosques en miniatura de helechos y líquenes que le han valido su incorporación a la Reserva de la Biosfera y respirar el aire más cercano a la Antártica.

El largo viaje de seis horas a las Torres del Paine fue un espectáculo visual por la Patagonia a través de una carretera serpeteante que nos adentró en estos valles glaciares para contemplar las majestuosas montañas gemelas.

Compartimos momentos de sabiduría con escritoras como Patricia Stambuck, investigadora y divulgadora de los pueblos originarios y de la cultura canoera de la Tierra del Fuego. También hubo ratos de diversión en torno al asado de cordero en una estancia dedicada a la restauración disfrutando del folclore local, con cueca y baile gaucho incluidos.

El programa cultural incluyó la exposición fotográfica sobre la expedición a Tierra del Fuego del finlandés Vaino Auer en 1928-1929 con la participación de la embajadora de Finlandia en Chile Johanna Katkajarvi.

Y, por supuesto, nuestras incursiones en Punta Arenas descubriendo su gastronomía, el comercio local con la presencia de empresas sociales como Patagonia hecha a mano que se dedica a la transformación integral de la lana o la arquitectura colonial de su era de esplendor con la explotación ganadera y la fiebre del oro que, desgraciadamente, trae a colación el dolor de la aniquilación de los pueblos originarios.

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